Hadar

Hadar

Ejemplo de UN hadar.
Los hadar son unos espíritus místicos que aparecen en la tercera temporada de Tierras de Esperanza y son retroactivamente canon en la historia del mundo de Ma'keli. A diferencia de los amiram (que fueron creados por Aksa) o los Ayshane (que fueron creados por el guardián caído) los hadar no tienen un origen sumamente dicho, ya que existen de por sí en el multiverso de Tierras de Esperanza y, con total probabilidad, existen desde mucho antes de Ma'keli misma.

CARACTERÍSTICAS BÁSICAS

Los hadar son criaturas cuya representación está enlazada a los ideales, a las ideas, conceptos, y todo lo que resulte dentro del comprendido del mundo abstracto. En general, detalles habituales que se saben, pero no se tocan. Habitualmente se encuentran asociados, en su mayoría, con una constelación que tiene un sentido de este estilo, ya que su forma de ser depende en gran medida de la energía proveniente de las estrellas. Dos hadar no pueden compartir una misma constelación, razón por la cual cada hadar es único, y por la misma razón existen muy pocos en el mundo.

No hay que confundirlos con fantasmas, Asphir, minibots, espíritus de otras realidades (como invocaciones) o los propios emperadores de Berilos (Invocaciones BANDOG) ya que trabajan en un plano y una realidad muy distintos a estos. Suelen tener una forma física abstracta o tirando a ella, aunque de manera puntual puede darse el caso de algún hadar que no siga esta norma al cien por cien, y su tamaño y peso difiere de un hadar a otro. En algunas ocasiones puede darse el caso de algún hadar que puede alterar ligeramente su tamaño unos metros con el fin de poder estar más a gusto con su interlocutor.

Por general, los hadar siempre mantienen la misma forma física. Es imposible que un hadar cambie a menudo de forma física como lo haría, por ejemplo, un Wehrmensch. Esto es debido al excesivo consumo de energía que supondría para ellos, razón por la cual casi siempre mantienen un aspecto igual. Si este llegase a cambiar, lo harían con el fin de mantenerse con el mismo aspecto durante unos meses, y en todo caso, sus formas siempre compartirán rasgos parecidos, ya que su forma tiende a representar lo que significan realmente. Un cambio radical de su forma implicaría alterar el sentido de la constelación en la que se han encarnado. Eso hace que, a su vez, limiten sus acciones: no pueden hacer nada que vaya en contra de su constelación o el sentido de su propia existencia. Si se trata del hadar de la esperanza, no esperes que busque el sentido negativo de la vida. Así, por lo tanto, un hadar solo cambiará su forma cuando su sentido de la vida sea radicalmente distinto al que fue concebido, y se aplica a todos los hadares por igual. Dado que su concepto del tiempo es distinto al nuestro, rara vez se ha dado una cosa así. Un ejemplo son las espadas de los mosqueteros: cuando ascienden y adquieren una constelación propia, cambian de aspecto, aunque no de carácter.

La existencia de los hadar está ligada a las estrellas mismas. Es la razón por la que parecen perennes, pero la gran mayoría fallecen a los diez mil años. Cuando esto ocurre, la constelación se reencarna en sí misma, en ocasiones olvidando gran parte de lo que la definió anteriormente. Sin embargo, cuando los hadar han sido heridos por un medio u otro y, por ende, han perecido, la constelación desaparece hasta que es asignada a otro hadar distinto que habrá surgido cuando se ha dado la ocasión. No se sabe realmente el origen de los hadar, o cómo estos aparecen. Simplemente lo hacen en cuanto la definición que les va a dar vida cobra forma y fuerza. 

EL PLANO HADAR

Los hadar viven en el plano hadar o plano estelar. Es un plano paralelo al nuestro, pero ni ellos pueden ver lo que ocurre en la realidad, ni al revés. En él se encuentran debidamente protegidos (hasta el punto que, si son heridos, enviarlos allí les puede sanar) y el tiempo pasa tan despacio que el concepto en sí les puede resultar extraño cuando llegan al plano real. Dado que el plano hadar es un plano etérico que depende, en gran medida, de la existencia de nuestro plano, los hadar transmiten parte de su energía ofreciéndosela a los Amiram para que estos, a su vez, moldeen la naturaleza y la realidad. Esta sinergía es la que ha hecho que hadar y amiram aparezcan debidamente interconectados y los dos dependan del otro para sobrevivir. Esto hace que el plano hadar presente algunas deficiencias a tener en cuenta:
  1. Aunque los hadar se pueden comunicar a través de su plano, deben permanecer en ese mismo en todo momento.
  2. Estar allí no significa saber todo de los mortales. Si quieren saber algo de ellos tienen que 'moverse' al plano físico, ya que no van espiando por ahí. 
  3. Solo existe allá donde hay naturaleza y, por lo tanto, amiram. En caso contrario, y si se da el caso que un hadar acaba en un sitio sin plano, no podrá regresar y podría conllevar su muerte prematura por exceso de cansancio, ya que no pueden existir apenas un tiempo limitado fuera del plano en sí.
Debido a su naturaleza, a los hadar no les afecta nada que tenga que ver con la niebla negra, así como ninguno de sus efectos. Sin embargo, pueden quedar severamente dañados por la malobsidiana. Cuando un hadar es infectado por este material, queda totalmente vetado de regresar al plano hadar. Para sobrevivir, su cuerpo se nutre de la energía de la malobsidiana misma, que va moldeando su cuerpo y lo va corrompiendo al mismo tiempo que abusa de la necesidad del hadar por sobrevivir para rematar su faena. Es por eso que muchos ayshane intentan evitar, en la medida de lo posible, que se de un caso así.

Entrar y salir del plano hadar les supone un esfuerzo considerable. La mayoría de hadares esperan a que los ayshane con los que han hecho el pacto les transmitan su energía para poder existir en el plano terrenal. En términos generales, no pueden permanecer más que una media hora antes de que corran el riesgo de ser severamente debilitados y borrados del mundo para siempre (liberando, así, su constelación) por mucha energía que el ayshane le transmita. A su vez, el invocador en cuestión puede quedar seriamente agotado tras un tiempo prolongado, limitando así sus encuentros a momentos puntuales y poco más.

TIPOS DE HADAR

A partir de las normas expuestas arriba, se pueden dar hasta tres tipos de hadar distinto, según las circunstancias:
  1. Los hadares menores: Son los menos poderosos, están atados a un elemento físico del que no se pueden separar y si este elemento se rompe, desaparecen para siempre. Solo tienen una habilidad muy concreta, y es bastante extraño que tengan una constelación asociada. Las espadas de mosquetero se consideran hadares menores, si bien eso no hace que los mosqueteros sean automáticamente Ayshane (De hecho, no lo son).
  2. Los hadares mayores: Son aquellos que cumplen todas las normas descritas arriba. Aunque pueden salir del plano por su cuenta, esto les resulta dificultoso. Por eso necesitan la ayuda de un Ayshane con el que hayan hecho el pacto antes para poder salir con facilidad. El Ayshane es quién paga el precio de la energía que conlleva que el hadar permanezca en el plano real, y este puede 'desterrarlo' en cualquier momento para que regrese de nuevo a su plano (Siempre que se encuentren en una zona en la que haya un plano hadar). 
  3. Los hadares corpóreos: Estos son muy poco comunes, y actualmente solo deben de haber unos seis o siete. Tienen un poder específico muy grande, y pueden existir perfectamente en el mundo real. Pero a cambio han prescindido de todas las ventajas que les otorgaba poder vivir en el plano hadar, al que solo pueden acceder por un corto periodo de tiempo (Una vez al día, media hora) con la ayuda de otro hadar o un Ayshane. Si permanecen demasiado tiempo en el plano hadar, pueden morir.

EL ESTADO RAMPANTE (O 'RAMPANCIA').

Los hadares son seres a los que apenas les afecta el espacio y el timpo, pero no dejan de tener emociones y sentimientos. Aunque son criaturas que están por encima de todo eso, pueden acabar cediendo a esos estímulos.

Los hadares menores tienen una exposición mayor ante los mortales y eso les situa en una posición delicada: un hadar menor que acabe perdiendo el control y se enfade demasiado o entre en shock puede acabar entrando en estado "rampante" o "rampancia". Un estado rampante provoca que el hadar rompa casi todas sus limitaciones, provocando el caos y entrando en un estado salvaje y de pura ira animal, una situación que es altamente destructiva para ellos. El estado rampante, en un estado más fuerte aun, puede 'contagiar' a otros hadares y hacer que estos también pierdan el control (si bien solo se conoce un caso que haya llegado a dicho extremo: el de Cygne Noir, espada de Red Lightning).

El hadar menor inicial que entra en dicho estado puede llegar a morir para siempre al consumir toda su energía a causa de la ira. Si llegase a sobrevivir (cuya probabilidad es ínfima) queda irreconocible y en un estado que implicaría su eliminación (lo más recomendado) ya que hacer lo contrario (preservarlo) es someterlo a una constante tortura de dolor y sufrimiento físico y mental casi eternos, por no decir que en muchas ocasiones quedan consumidos por la ira que los llevó a dicha situación y hace inviable su recuperación.